En el estudio sometieron a individuos a reconocimiento fáciles, los resultados fueron alucinantes, se descubrieron parejas desconocidas de individuos son casi indistinguibles entre sí.
Posterior a esta fase, el estudio analizó el ADN de las parejas, lo cual arrojó que poseen variaciones similares, principalmente en los genes involucrados en la formación de la nariz, la boca y el mentón.
Este estudio puede abrir nuevas líneas de investigación en el futuro en varios campos y ha destacado que, por un lado, «proporciona las bases para que a partir del análisis de la imagen y la forma de la cara se pueden diagnosticar enfermedades genéticas» y, por otro, permitiría reconstruir la cara de una persona desconocida a partir únicamente de una muestra de ADN.